top of page

Producción Personal 

    Era más de media noche, mucho más. Afuera no se escuchaba ruido alguno, de vez en cuando se escuchaban las ramas crujiendo por el viento.

 

    Él, cansado, miraba como sus dos hijos dormían tranquilamente en la habitación. Afuera hacia un frio terrible, pocas personas salían a la calle a comprar o a trabajar; en la casa apenas había una estufa que podía calentar el cuarto de los pequeños. Su casa no era grande solo tenía dos cuartos, una cocina-comedor, y el pequeño living donde yacía su escritorio, él no ganaba demasiado, apenas y podía darles lo que se merecían sus hijos. Se dio media vuelta para caminar hacia su escritorio para seguir trabajando.

 

    El hombre, con los ojos rojizos, escribía en su vieja computadora un trabajo que le había pedido la imprenta; las manos las tenía entumecidas,  los ojos le ardían y le dolía el cuello de tanto estar agachado. De pronto sintió un ruido, se dio vuela y allí estaba uno de sus hijos viéndolo.

 

-Daniel, hijo ¿Qué haces levantado a esta hora?, ve y acuéstate que te vas a enfermar.

 

-Papá como ya has dicho, es tarde ¿Qué haces trabajando todavía?

 

-Estoy terminando este cansador trabajo.

 

    Daniel lo miró con el ceño fruncido  y en vez de irse a su cuarto fue a la cocina a hacer una taza de té rojo con miel como le gusta a su padre. Cuando volvió vio al hombre con las manos tapando su cara, de nuevo frunció el ceño se acercó y escuchó un sollozo de su parte.

 

-Papá, ¿Qué pasa?

 

     El hombre rápidamente se secó las lágrimas y le sonrió.

 

-Nada hijo solo que estoy un poco cansado.

 

-Padre, te conozco y se cuándo estás cansado, anda dime que pasa.

 

-Hijo, sabes cuánto los amo a ti a tu hermana, ¿cierto?

 

    El pequeño asintió

 

-Perdónenme por no poder darles todo lo que se merecen- agacho la cabeza tristemente

 

-Papi no digas eso, nosotros somos felices así como estamos- Y lo abrazo-te amamos y eso no va a cambiar por nada del mundo.

 

    Él rápidamente correspondió el abrazo de su hijo y le dijo:

 

-Mírame, cueste lo que cueste tienes que ser feliz, no importa si la vida no te paga como lo mereces, hay días en que nada va a salir bien, pero con esfuerzo y dedicación puedes hacer lo que quieras y cuando lo quieras, te amo y estoy orgulloso de ustedes, son lo mejor que me ha pasado en la vida.-

 

    Terminando de decir esas bellas palabras, lo mandó de vuelta a la cama y dos horas después termino ese bendito trabajo.

Al parecer eran producciones personales hechas a partir de otros libros, es decír que le había cambiado algunas partes a la historia.

Realmente no recuerdo bien el haberlo hecho ya que fue en el 2015 cuando creé este blog y hoy, el 1 de mayo del 2020 a las 2:28 am, vuelvo a entrar a esta página

Danos tu opinión
¡Clasifícanos!Bastante malNo tan bienBienMuy bienImpresionante¡Clasifícanos!

¡Gracias por tu mensaje!

bottom of page